De vez en cuando, lees una de esas frases que no sabes muy
bien por qué, pero te dejan pensativo durante unos segundos y como por arte de
magia, vuelves a leerla o escucharla varias veces en los días consecutivos, lo
cual hace pienses más en ello.
Con ello, podemos entender que las acciones o hechos que
vayamos tomando en forma de decisiones o encajándolos como simples páginas que
pasar (gusten o no), las tenemos que aceptar sin reproches y pensando que
siempre actuamos conforme a nuestros principios. El tiempo que consumimos en
tener al cerebro funcionando en cuestiones relativas a preocupaciones,
podríamos ahorrárselo y enfocar esa virtud cognitiva en desarrollar aspectos
mucho más productivos.
Probablemente, hace un año tuvieras las mismas
preocupaciones que hoy, y ¿verdad que sigues aquí?
Y tú, ¿sabías que la mayoría de las cosas por las que nos
preocupamos, jamás llegan a suceder?
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